Un número importante de matrimonios y parejas estables sueñan con tener hijos y formar algo más grande que ellos, una familia donde hacer crecer su descendencia y trascender a las generaciones dejando un legado. Fantasean sobre cómo la llegada de un hijo los acercará más como pareja, piensan en las múltiples alegrías que han oído a otros recibir en sus propias familias. En definitiva es común escuchar a muchas personas decir que tener un hijo es lo mejor que les puede haber pasado.
Sin embargo -y sin negar lo magnífico que es tener una guagua- muchas veces las expectativas al respecto son irreales y suelen dejar de lado el otro lado de la moneda. La alegría que sienten los padres al ver a este ser indefenso que depende 100% de ellos, es solo la mitad de la historia. Al mismo tiempo, cada uno de los padres ve aumentadas sus responsabilidades de una forma que es difícil de predecir. Hay que considerar que los recién nacidos comen cada dos horas, incluso de noche. Además hay que vestirlos varias veces, cambiarles los pañales, alimentarlos, sacarlos a pasear, limpiarlos, jugar con ellos, llevarlos al pediatra, comprarles cascabeles, mamaderas, piluchos y la lista continua. En definitiva se requiere estar pendientes y disponibles para ellos 24/7. Y normalmente esto hay que combinarlo con las responsabilidades que cada padre tenía antes de su nacimiento, lo que suele ser un empleo part time o full time. Como consecuencia, es normal que los padres queden agotados y estresados, al ver cómo el día se les hace demasiado corto para cumplir con todas estas responsabilidades. Y muchas veces se estresan porque esperan ser los mejores papás posibles, idealmente mejores que cómo fueron sus propios padres, con lo que la presión aumenta. Y los datos no mienten. Según un estudio de LeMasters, el 83% de las parejas enfrentan crisis moderadas o severas respecto a su relación en la transición a la paternidad.
No es extraño que los papás de una guagua pasen varias noches despiertos a las 2:00 AM paseando a su hijo en brazos por la casa, cantándole, hablándole, o llevándolo a su cama donde se queda dormido a su lado, o ¡incluso arriba de ellos! Como consecuencia natural andan cansados en el día y pareciera que la vida no pensara ofrecerles un recreo en el mediano plazo. Distintos estudios han demostrado que la falta de sueño prolongada, por si sola, puede generar síntomas y estados depresivos. Y en esos momentos las personas suelen experimentar mayores dificultades para enfrentar los desafíos comunes del día a día, como podría ser esperar en la fila del supermercado o tener una discusión con alguien. Y esto afecta la manera cómo se dan las interacciones entre la pareja también. Una conversación trivial puede hacer que arda troya si uno de los involucrados cree percibir alguna señal de hostilidad en la voz del otro. En ese momento es fácil que ambos se pongan los guantes y se suban al ring donde lamentablemente ninguno resultará vencedor. En algunos casos pareciera que cada uno dedicara todo su amor, preocupación y cuidado para el recién nacido, y no quedara mucho que ofrecer a su pareja. Bajo estas circunstancias no es de extrañar que se vaya perdiendo el romanticismo, las largas conversaciones, la pasión y el sexo.
La buena noticia para los padres, es que todo esto es normal y esperable como consecuencia de las nuevas responsabilidades que enfrentan, unido al necesario proceso de transición que deberán enfrentar para encontrar un nuevo equilibrio como pareja, padres y familia. Que estén estresados o que experimenten un aumento en la cantidad de conflictos no significa que sean una mala dupla, que tengan una falla en sus personalidades, o que estén condenados al fracaso. De todas maneras, hay parejas que enfrentan estos desafíos con gracia y cierta facilidad. Otros van a los tropezones pero logran encontrar el rumbo, y un último grupo pareciera ir cayendo en un espiral sin fondo. Afortunadamente, hay ciertas claves y estrategias que pueden aprenderse para vivir esta transición de mejor manera. Así, podrán tomar los cuidados necesarios, buscar los consensos y procurar mantener su relación energizada y viva, para ser felices como pareja y familia.
Durante los próximos días iré publicando una serie de artículos relacionados con los secretos de las parejas felices y exitosas en esta transición a la paternidad. Revisaremos las claves para enfrentar los conflictos de manera constructiva, los secretos para mantener viva la pasión y el romance, además de revisar ciertos datos sobre las consecuencias que una buena o mala relación de pareja pueden tener en el tipo de apego de sus hijos y en su posterior desarrollo.