Las 6 claves para una discusión constructiva

Como anticipé en el artículo anterior, todas las parejas ven aumentadas las presiones -y con ellas los conflictos- luego de tener un hijo, lo que se relaciona con el aumento de responsabilidades y falta de sueño, por un lado, y con las estrategias que usan para discutir, por otro. Hay parejas que manejan sus conflictos de manera destructiva, las cuales suelen ir distanciándose emocional y físicamente. Pareciera que la única manera de mantener la paz fuera evitándose. De acuerdo con el psicólogo J. Gottman, muchas de estas parejas suelen ser visitados por alguno(s) de los cuatro jinetes del apocalípsis en sus discusiones: crítica, actitud defensiva, desprecio y actitud evasiva (puedes revisar estos temas haciendo click sobre cada jinete). Y muchas veces, estas discusiones son más sobre el proceso que sobre el contenido de la pelea. Cuando ocurre esto, el tema central de la discusión queda de lado, y empieza una escalada de agresividad en la que salen a relucir temas que poco o nada podrían tener que ver con el problema en cuestión y por lo mismo poco sirve para solucionarlos. Posiblemente ambos terminen enojados o tristes y con las sensación de ser poco escuchados y valorados. 

Pero lo bueno es que hay ciertas cosas que se pueden aprender para convertir las discusiones en oportunidades de mejora. Aquí les dejo 6 claves:

Suaviza la forma en que comienzas la discusión: se ha visto que en el 96% de los casos el desenlace de una discusión está determinado por cómo la comenzamos. Si partimos con un planteamiento violento u ofensivo como “me carga que seas tan egoísta” (lo que sería una crítica) posiblemente quien recibe esto se sentirá atacado y responderá de manera defensiva. Así, es muy probable que el diálogo no sea constructivo. Por el contrario, la alternativa es plantear una queja de manera neutra, sin juzgar, y manifestando qué es lo que uno espera.

Acepta que tu pareja tiene un punto de vista válido. Es muy poco probable que en una discusión, solo uno tenga el 100% de razón y el otro esté completamente equivocado. Normalmente hay dos versiones o realidades sobre un mismo hecho. Y cada uno podrá argumentar sobre el por qué siente algo de determinada manera. El buscar entender el punto de vista de tu pareja será de gran utilidad para lograr acuerdos y así encontrar un punto medio, donde ninguno gane ni pierda, sino que ambos consigan algo.

Aprende a calmarte. Está comprobado que cuando estamos agobiados, nuestro juicio se ve afectado, por lo que si nos sentimos así en una discusión posiblemente tendremos dificultades para procesar la petición o queja de nuestra pareja. Si estás discutiendo y te vienen pensamientos negativos como tener ganas de irte, sentirte muy enojado y con ganas de hacer callar al otro o de insultarlo, posiblemente estas abrumado. En ese caso, el consejo es tomarse un receso de al menos 30 minutos (y no más de un día), con lo que podrás volver a tu estado de calma y te será más fácil retomar la conversación. Lo importante es que durante el receso no te quedes pensando en cómo ganar la pelea o en los argumentos para invalidar lo que dice tu pareja, o de lo contrario el recreo no te servirá de nada. Mejor…

 Piensa en la conversación que deberían tener en vez de la pelea. Muchas veces cuando nos quejamos con nuestra pareja por algo que nos molesta, es porque hay algo importante para nosotros. Aunque sean quejas sobre temas cotidianos y que parezcan sin importancia, muchas veces hay un sentimiento con raíces más profundas. Por ejemplo, si tu pareja se queja que no la acompañas a la casa de su amigo, posiblemente no sea porque necesite que estés presente para pasarlo bien. Por el contrario, la solicitud puede ser que quiere verte más comprometido con su vida, sus amigos, etcétera. En realidad te puede estar diciendo que necesita sentirte más involucrado con su vida. Y si no logran conversar sobre esta necesidad, se quedarán solo en la superficie y el problema de fondo difícilmente se arreglará. Y por lo mismo la queja tenderá a repetirse.

Logra acuerdos haciendo concesiones. Considerando que hay más de un punto válido en las discusiones, lograr acuerdos no implica que nadie gane ni pierda. La idea es que ambos ganen un poco de lo que quieren y cedan un poco también. Muchas personas se resisten a ceder terreno porque lo ven como renunciar a cosas fundamentales de su ser, como podrían ser creencias, valores, hábitos, etcétera. Para sobrellevar este aspecto, las parejas exitosas suelen partir por definir los aspectos que les resultan esenciales en un tema a cada uno, aquellas cosas en las que sienten que no podrían ceder. Estos elementos los llamaremos la zona de inflexibilidad. Lo ideal es hacerla lo más limitada y pequeña posible. Luego de sentirse seguros por proteger estos aspectos centrales, podrán bajar las defensas para conversar y lograr acuerdos en la zona de flexibilidad, que incluye cosas que son importantes para cada uno, pero donde existe espacio para tranzar.

Si en algún momento pierdes el control y dices algo de lo que te arrepientes, pide disculpas. Esto es lo que se suele llamar “intentos de reparación”. Las parejas que sufren más con sus discusiones suelen agredirse y quedarse sentidos por largos periodos. Y no intentan reparar sus equivocaciones. O si lo hacen el otro no acepta estos intentos de reparación. En definitiva para reparar se necesitan dos, uno que hace el intento de reparación, que podría ser un simple “perdón” (pero sentido de corazón), y otro que entiende la bondad y buenas intenciones en esas palabras, y que por lo mismo se abre a aceptar esta disculpa. Y cuando estos intentos son recíprocos mucho mejor. Si tu pareja intenta reparar un error y le cierras las puertas, posiblemente se sentirá ofendida y será menos proclive a intentar acercarse de nuevo.

En definitiva, considero que esto se resume en mantener el respeto y cariño por el otro incluso en los momentos en los que los puntos de vista sean contrapuestos. No hay motivo para pensar que esa persona de la que te enamoraste y que admiras por ser inteligente, cariñosa, preocupada, protectora, etcétera, se convierta en un ser tan tonto como para que su visión de un problema no tenga ninguna validez. Intenta escuchar su punto de vista tratando de encontrarle un sentido. Al principio te será difícil, pero si sigues preguntando con la intención de entender, es muy factible que lo logres. Cuando consigas comprender su postura -a pesar de que no la compartas- será mucho más sencillo llegar a una resolución constructiva y empatizarás con tu pareja validando que pueda sentirse de esa manera en esta situación en particular.

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