Amor reincidente

Luego de una relación larga, a muchas personas se les hace difícil cortar el vínculo con su ex, por lo que suelen ir reincidiendo, a veces de forma consistente y otras de manera más esporádica, en los clásicos “remembers” que tan conocidos son para algunos.¿Por qué resulta tan difícil cortar el lazo? ¿Qué nos hace reincidir? 

Cuando termina una relación que fue significativa y en la medida que va pasando el tiempo, los involucrados pueden ser visitados por la melancolía y los recuerdos respecto a los buenos momentos que pasaron juntos. La memoria, así como la atención, tiende a ser selectiva, por lo que ciertos pensamientos o recuerdos pueden ir tomando protagonismo por sobre otros que son descartados. Así, algunas parejas comienzan a idealizar el recuerdo de lo que fue su relación, dejando de lado las dificultades que enfrentaron o los motivos que los llevaron a terminar. Y esto puede ocurrir tanto para el que tomó la decisión, como para el que tuvo que recibirla por decreto. De esta manera se va produciendo una distorsión cognitiva, en la que recordamos los momentos positivos y le restamos importancia a los negativos, asumiendo que de volver, prevalecerían los primeros. 

Los motivos que llevan a las personas a tener un “remember” o a volver de frentón con su ex, pueden ser variados. Algunos pueden seguir legítimamente enamorados de su ex pareja y quieren intentar hacer que las cosas funcionen, por lo que conscientes de las dificultades que han experimentado con su ex deciden darse otra oportunidad. Otros experimentan dificultades para estar solos y enfrentan profundas ansiedades al no estar en pareja. Están aquellos casos que tras enfrentar nuevos fracasos amorosos tienden a rememorar con nostalgia la relación anterior y sienten el impulso a volver a terreno conocido. También ocurren los encuentros fortuitos en los que los involucrados experimentan una fuerte atracción al verse nuevamente y si se dejan llevar por la emoción del momento posiblemente terminen teniendo un “remember”. No hay que olvidar que la distancia y la fantasía son elementos esenciales del deseo, por lo que ocurre también que al separarse la lejanía pueda ir alimentando la fantasía de un reencuentro y el deseo de estar con el otro. Por eso no es raro que los reencuentros sean tan apasionados. Pero un “remember” de estas características no asegura la permanencia. Para un nuevo comienzo se necesita sanar heridas, entender las dificultades y encontrar un terreno común de entendimiento, perdón y cooperación, sobre el cuál puede escribirse una nueva historia para la pareja. Sin eso, el “remember” posiblemente quedará solo como un episodio de reencuentro momentáneo.  

Más allá de que considero que bajo ciertas condiciones las segundas oportunidades pueden funcionar, hay que tener presente que los problemas que experimentan las parejas tienden a repetirse en el tiempo, dado que los temas significativos -y los conflictivos- suelen estar arraigados profundamente en modos de ser, en creencias esenciales, hábitos y propósitos de vida que son resistentes al cambio, dado que a cada uno lo hacen ser quien es. Conviene recordar que el 70% de los problemas de las parejas son “no solucionables”, por lo que tenderán a presentarse de forma reiterada en las interacciones de la pareja a lo largo del tiempo. Por lo tanto, el elegir una pareja implica elegir también un conjunto de problemas. En amar a otro está implícito el ser capaz de querer -o al menos aceptar- aquellos aspectos de nuestra pareja con los que estamos más en desacuerdo o que nos hacen experimentar el dolor, la pena o la desilusión cuando nos vemos enfrentados a ellos. Resulta favorable entender que en cualquier relación se cruzan nuestras historias pasadas, visiones de lo que queremos para la vida, tradiciones, maneras de enfrentar las emociones, formas de celebrar o no los acontecimientos, rutinas hogareñas, estilos de relación con amigos, maneras de manejar los conflictos, las que difícilmente serán idénticas entre los involucrados. Cada uno de estos aspectos puede ser fuente de conflicto, pero también de diálogo, aceptación, respeto y compromiso. Y esto es válido para toda relación. Si terminas tu relación actual porque tienes dificultades con tu pareja en el tema “A”, ten la seguridad, que con tu próxima pareja tendrás dificultades equivalentes por el tema “B”, “C” o “D”, pero será imposible no tener dificultades. 

En definitiva, creo que no hay allá afuera una “media naranja” esperando ser encontrada para complementarnos y permitirnos ser felices. Prefiero pensar que cada uno es un ser completo e imperfecto en busca de realizarse en la vida y de ir construyendo su felicidad día a día. Y para hacer esto en pareja son necesarias las ganas, el compromiso y la voluntad de construir algo con un otro. Un otro que -así como uno mismo- tiene virtudes y defectos, y que necesariamente requerirá que nos ajustemos recíprocamente para lograr una rica convivencia a largo plazo. Esto es válido en caso de encontrar una nueva pareja, así como al revivir una historia antigua. Más allá de que a veces los reencuentros dejan a los participantes con un sabor amargo, también es cierto que a veces son necesarios para seguir adelante, confirmar un sentimiento, o, de hecho, para revitalizar y reiniciar una relación. Lo importante es ser cuidadosos en analizar qué los está llevando a este reencuentro, para evitar sufrimientos innecesarios, y ser responsables de cuidar aquel vínculo que durante determinado tiempo construyeron en conjunto. Muchas veces resulta conveniente tomarse las cosas con calma y en caso de tener un reencuentro, ir construyendo esta relación 2.0 paso a paso sin apurar las cosas ni darlas por sentado por su historia pasada.

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